Los tiempos vanguardistas y la rebeldía de algunos creadores han quedado reflejados en obras arquitectónicas modernas y avanzadas que en su tiempo no sólo marcaron una tendencia sino una novedosa forma de expresarse.
¿Y qué mejor manera para expresar que alzando un edificio?
Por ello me entusiasma el estridente Centro Pompidou en París. Encajado entre reliquias góticas, catedrales monumentales y casas de teja oscura, resalta este edificio acristalado donde los jóvenes arquitectos actúan también como diseñadores de fachada. Se atrevieron a dejar a la vista los conductos de gas y electricidad, tuberías, respiraderos, cilindros que además arriesgaron a pintar de colores vivos. Desde el exterior se aprecia como parte del esqueleto sus escaleras, cubiertas de cristal así como el ascensor cápsula.
Me encanta Pompidou, solo he podido verlo una vez, y estoy deseando volver y hacerle mil fotos. Recuerdo tener que saltarnos los controles para subir al restaurante porque no teníamos reserva pero queríamos ver las vistas.
ResponderEliminarAlgún día cenaremos ahí...