Datos personales

Mi foto
Palma de Mallorca, Spain
Hubiera preferido nacer en época de máquina de escribir y correspondencia con pluma pero hay que aceptar los nuevos tiempos...

lunes, 21 de febrero de 2011

Obsolescencia Programada

Un intrépido documental  con el título “comprar, tirar, comprar” habla del término que se ha puesto tan de moda, la obsolescencia programada que consiste en fabricar los productos tecnológicos con una vida útil cada vez más corta. Hay quién dijo que los Seats 600 de aquella época no habían salido rentables (refiriéndose a los fabricantes, claro está) pues su producción había sido tan buena  que  podían durar toda una  vida.
Y ahora, ¿ Cuántos modelos de coches diferentes llegamos a tener a lo largo de nuestra vida?
Esto se debe a que las grandes marcas diseñan y planifican que un producto falle, se rompa en un momento determinado para obligarnos a comprar otro sustituyendo al anterior. Porque cuántas veces hemos oído  - Resulta más barato comprar uno nuevo que reparar éste.
Y mientras tanto, nuestra basura tecnológica, todo aquello de lo que la sociedad avanzada y consumista se deshace va a parar a algunos países del tercer mundo en África (que como es subdesarrollado poco nos importa). Toneladas de tecnología obsoleta,  pantallas inservibles, electrodomésticos averiados  y demás se acumulan en países que sirven de vertedero europeo.  Los residuos aquí  ya no caben y por ello se envían dónde todavía haya espacio suficiente para almacenarlo.
La industria se presenta cíclica y tiene que moverse,  es el  propulsor del capitalismo, hay que producir para mantener la dinámica que hemos creado. La economía depende en buena parte  de la disposición que tengan los usuarios a consumir, comprar, tirar y volver a comprar. Así es nuestro sistema…
Y aquí un pedacito de documental de apenas un cuarto de hora. He escogido el que resume mejor  a mi modo de entender esta denuncia.

http://www.youtube.com/watch?v=FMpCiWvPvxY
 

viernes, 11 de febrero de 2011

La foto del récord

http://www.sevilla111.com/

Os invito a festejar una artística idea que tuvo lugar en pleno centro de Sevilla. Se trata de una enorme  fotografía que ni me atrevería a calificar de apaisada. Es mucho más que eso. Es una instantánea detallada que se proyecta a lo ancho del Guadalquivir y es capaz de alcanzar el alto vuelo de una gaviota que se asoma equilibrista por la mañana andaluza.
Por una vez y gracias a esta toma podemos convertirnos en ojos de ave y deleitarnos con un paisaje detenido, una vida estática de transeúntes anónimos.
¿Os imagináis que una jornada de vuestra vida ha sido captada por un objetivo gigante? Tal vez circulando  en sentido contrario por una calle, o besando en la orilla del río a quién no debéis, o bien echando la basura en el contenedor de reciclaje indebido. Esto mismo les podría haber pasado a los viandantes  sevillanos. Afortunadamente para ellos, todos los rostros han sido pixelados. Aunque a los curiosos les hayan fastidiado el fisgoneo.
De conocerlos les daría las gracias a los fotógrafos y artistas por permitirme hacer  turismo sevillano desde casa. Se puede apreciar la luz, esa tan característica del Sur. Se ven algunos de los edificios construidos para la Expo y se puede intuir la alegría de su gente y sus zonas verdes aunque desgraciadamente, una foto no puede traernos el aroma de los naranjos que abundan  en esta ciudad. Por ahora…
http://www.sevilla111.com/  Y a jugar...

miércoles, 9 de febrero de 2011

Centro Pompidou

Los tiempos vanguardistas y la rebeldía de algunos creadores han quedado reflejados en obras arquitectónicas modernas y avanzadas  que en su tiempo no sólo marcaron una tendencia sino una novedosa forma de expresarse.
¿Y qué mejor manera para expresar que alzando un edificio?
Por ello me entusiasma el estridente Centro Pompidou en París. Encajado entre reliquias góticas, catedrales monumentales y casas de teja oscura, resalta este edificio acristalado donde los jóvenes arquitectos actúan también como diseñadores de fachada. Se atrevieron a dejar a la vista los conductos de gas y electricidad, tuberías, respiraderos, cilindros que además  arriesgaron a pintar de colores vivos. Desde el exterior se aprecia como parte del  esqueleto sus escaleras, cubiertas de cristal así como el ascensor cápsula.
Un reto para los viandantes parisinos que en 1977 criticaron y que ahora esperan en larga lista de reservas para cenar en el restaurante del ático cuyo postre se sirve con excelentes vistas de los demás  edificios famosos y con renombre que en el pasado le hicieron sombra a “mi” centro Pompidou.